Nuestros compañeros de CCOO Nissan, @ccoonissan, describen perfectamente en un artículo qué es y cómo afecta a los trabajadores de una empresa los llamados Sindicatos amarillos. Una lectura que esperamos no os deje indiferentes y os haga reflexionar.
Cada vez que
se abre un periodo de elecciones sindicales para elegir la representación legal
de los trabajadores en la empresa, es una oportunidad única para que las
personas que forman parte de esa empresa como trabajadores puedan organizarse
sindicalmente, y poder incidir de forma activa en la solución de sus
problemáticas laborales, haciendo oír sus propuestas, expresar sus
reivindicaciones ante el empresario para lograr mejores condiciones de vida y
de trabajo.
Habitualmente y desde que podemos organizarnos como grupo de
trabajadores “en vez de actuar solos” optamos por agruparnos en sindicatos para
obtener una mejor cobertura legal, una representación más plural, una mayor
fuerza colectiva, a favor de lograr mejoras en las condiciones de vida y
laborales, siendo Comisiones Obreras (CCOO) uno de los sindicatos más
representativos de este País, por su gran dedicación a la defensa de los
derechos laborales, y por realizar una labor activa a favor de lograr
constantes mejoras desde las más pequeñas, a las más importantes para la clase
trabajadora.
Lamentablemente, toda mejora en las condiciones de trabajo suelen acarrear un
coste económico para la empresa, que en la mayoría de ocasiones no está
dispuesta a detraer de sus beneficios, y por esa razón han de “mover ficha”
para evitar que su beneficio sea mayor a costa de recortar reivindicaciones tan
“molestas”, a pesar de estar amparadas por la Legislación Laboral vigente y que
por lo tanto deberían de cumplir sin más, sin que nadie se lo tuviera que
recordar (labor esta que cumple el Comité de Empresa que se preocupa de los
derechos de los trabajadores a los que representa; recordando y exigiendo si es
necesario que se cumpla la Ley).
Hace más de un siglo en una jugada maestra, alguien tuvo la “genial” idea de
que la mejor manera de no atender las reivindicaciones de los trabajadores era
controlar su propio espacio de representación legal en la empresa, es decir el
Comité de Empresa, presentado un grupo de trabajadores como sindicato
“amarillo” creado por los propios empresarios, que manejarían en las sombras
tras un aparente y amable fachada, y que estos trabajadores accedieran a dar la
cara por los empresarios (por supuesto a cambio de su correspondientes
“monedas”, en forma de ascensos, pluses “especiales” u otras mejoras laborales
encubiertas, que solo les beneficiarían a ellos y no a sus compañeros). Pues
bien, esto no ha variado a lo largo de la historia a pesar del tiempo
transcurrido desde el año 1.899 en Francia (surgió el primer grupo de
trabajadores como sindicato “amarillo” amparados por los empresarios).
Con que objetivo se presentan en las elecciones sindicales, una vez constituido
el Comité de Empresa, paralizar por completo las inercias reivindicativas de
los trabajadores, y no hacer nada en defensa de sus derechos, salvo alguna
medida anecdótica “de cara a la galería” para poder amortiguar el descaro,
aparentando que hacen algo, medida que por supuesto previamente ya ha sido
aprobada por la dirección de la empresa siguiendo el guion preestablecido, y
haciéndolo pasar posteriormente por un “logro” del Comité de Empresa al que
controlan. Ejemplos clásicos de esto son las mínimas reformas para lograr una
cierta mejoría en la comodidad de algunos puestos de trabajo (que como decimos
suelen estar previstas llevarse a cabo de todos modos), o establecer algunas
ventajas internas para los trabajadores como becas de estudios, asesorías
civiles gratuitas, prestamos económicos. Tan solo para “contentar al pueblo
llano”, tratando de dar contenido a una actividad sindical inexistente,
presentando un programa electoral vacío y ajeno a las necesidades
verdaderamente importantes de los trabajadores.
Servir como un detectores idóneos y señalar con nombre y apellidos a aquellos
trabajadores que muestran su disconformidad con ciertas condiciones de trabajo,
o con ciertos estilos de dirección, es decir, las tristemente y célebres
“listas negras” que en muchas empresas acaban haciendo por la ineptitud e
incapacidad de ciertos mandos, de solucionar los problemas reales de la empresa
y obstan por “matar al mensajero” para que las malas noticias no lleguen
(creyendo que, si el problema ni se ve, ni se oye, este no existe), en lugar de
actuar de forma responsable y profesional atacando al problema en sí mismo,
para eliminarlo o mitigarlo en la medida de lo posible.
A pesar de que los grupos de trabajadores amparados por los empresarios están
totalmente prohibidos por la Legislación Laboral, pues suponen una grave
vulneración de la libertad sindical y de los derechos fundamentales de los
trabajadores, los empresarios siguen disfrazándolos de sindicatos legales
“amarillos”, y estos, suelen acabar apareciendo tarde o temprano en toda
empresa de cierta entidad, en especial en aquellas en que gracias a la
actividad sindical del Comité de Empresa defendiendo los intereses de los
trabajadores logran éxitos manifiestos y avances reales en los derechos de los
trabajadores y las trabajadoras que representan.
Por poner un ejemplo claro, ver plasmado en resoluciones judiciales y
administrativas, la conformidad de estos sindicatos “amarillos” en defensa del
empresario, ante medidas que perjudican claramente los intereses de los
trabajadores y las trabajadoras, como siempre y ante todo, lo importante realmente
son los hechos, no las palabras ni las falsas promesas (las hemerotecas están
repletas de casos en que la acción de los “amarillos” defendiendo los intereses
de la patronal, han supuesto sanciones, despidos, recortes sindicales, recortes
sociales, y un largo etc..).
Es por ello, que todo trabajador y toda trabajadora debe estar siempre alerta
ante la posible aparición de estos sindicatos “amarillos”, que suelen
presentarse merodeando durante un periodo de elecciones sindicales. Nunca se
muestran ante los trabajadores en asambleas, nunca se muestran ante la sociedad
en manifestaciones “no se les ve el pelo”, jamás hacen asambleas de
trabajadores para explicar los acuerdos de firmas de modificación de horarios,
recortes en la subida salarial, nunca consulta a los trabajadores ante la firma
de un convenio colectivo, se esconden parapetados en la impunidad que les dotan
los empresarios en su empresa, dada su naturaleza real y los intereses
puramente económicos del empresario que defienden.
Afortunadamente, sus formas de actuar los delatan se pueden detectar fácilmente
si nos encontramos con algún sindicato “amarillo” (y que va más allá de poner
dicha denominación en “Google”, con resultados más que esclarecedores para
quien quiera probarlo). Aparecen como hemos dicho tan solo cuando hay
elecciones sindicales a representante de los trabajadores, lo que denota su
nulo interés por las problemáticas cotidianas del mundo laboral. Nunca los
escuchareis en ningún medio de comunicación, prensa, radio, televisión, etc…,
nunca los veréis en un debate televisivo, nunca los veréis en ningún
informativo sea, de la cadena televisiva que sea. Significativamente siempre
veremos las siglas de sindicatos como Comisiones Obreras hablando tanto de
materias laborales, como de condiciones sociales, que tanto afectan a la
calidad de vida de cualquier ciudadano, que son en definitiva los que se
preocupan realmente de estos temas.
Aún más burdo si cabe, suelen mostrarse sin tapujos, incluso con descaro “a
buen tamaño”, propaganda con logotipos diseñados por los empresarios “a
tutiplén”. Leyendo detenidamente su propaganda, jamás veréis que pidan aumentos
de salarios (precisamente lo último que quieren los empresarios), nunca, nunca
consiguen mejoras en las condiciones laborales que a todo trabajador nos
preocupa, como son; las excesivas carga de trabajo, los descansos regulados en
normativas de Seguridad y Salud, el acoso moral o menoscabo profesional, etc…,
eso sí, el engranaje mediático que les proporcionan los empresarios para justificar
siempre, siempre argumentan lo mismo, que han “conseguido” parar las medidas
tan regresivas que proponían los empresarios. Es más incluso, escondido entre
alguna de su propaganda plantean, (que desean trabajar para incrementar la
eficacia y la productividad de la empresa) queda meridianamente claro, quien
está escribiendo de su puño y letra, y el interés económico que persigue y les
sustenta.
Para finalizar, desear que las elecciones sindicales sirvan de una vez por
todas, para apartar a estos infames sindicatos “amarillos”, del espacio legal
que le corresponde a los trabajadores en la empresa, que cada trabajador ejerza
con entera libertad y convencimiento su voto, pero eso sí, que defienda los
intereses de los trabajadores, y no los del empresario.
Sección Sindical de CCOO Nissan
http://ccoonissan.blogspot.com.es/2013/06/sobre-los-sindicatos-amarillos.html